miércoles, 11 de mayo de 2016

Pido la palabra

Pido la palabra
sin desatender la tuya,
para hablar sobre aquéllo que me conmueve.
Escucho tus razones sobre el tema,
tus explicaciones detalladas,
tu desarrollo con el que puedo estar más o menos de acuerdo,
y apenas te contradigo. Guardo silencio y pienso.
Hace tiempo que abandonamos el buen hábito de la conversación.
Es más. Ya ni nos vemos.
¿Sería tentar a los dioses del Olimpo, a su ira devastadora,
invocar al invierno de forma prematura,
pedirte algo que ahora no quieres hacer,
si te pido que nos veamos,
sin tiempo, sin condiciones,
sin relojes ni tableros de ajedrez?
Mirarnos frente a frente.
Desnudar el alma.
Tantas preguntas por hacerte.
Sé que no tengo derecho a nada pero...
¿Qué te frena?
Si se presenta el posible escenario:
¿Qué jugada defensiva anticipa este movimiento?
Alfil blanco a dama negra.
La dama negra es protegida por un peón.
Primero querer, segundo aprender, tercero esperar.


Pido la palabra,
sin desatender la tuya.
Seguiré construyendo armónicos senderos
que surquen
el árido desierto
y la fría noche que me aguarda,
no será tan gélida
pues mi corazón contendrá todos los motivos
y mi mente ´
asumirá el presente
para continuar la senda.
Hay niños que nos necesitan.









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