martes, 24 de mayo de 2016

Me pongo en tu lugar

Querida compañera, querida amiga y cómplice:

Me pongo en tu lugar.

Ya analicé en demasía
las consecuencias lógicas
del truco de maga
que hiciste
al desaparecer.

Revisé punto por punto,
coma por coma,
espacio por espacio,
la estrategia que subyace detrás de tu retirada.

Es fácil comprender
el daño que hacen las habladurías
de la gente,
las insinuaciones
de los hombres del pueblo,
de las mujeres que todavía te envidian.

Es fácil asumir el dolor
de otra madre
que como tú
intenta que sus hijos crezcan
sanos y felices.

Me pongo en tu lugar,
tal vez tarde,
y comprendo
que lo que desees sea vivir en paz,
respirar el aroma del ocaso
sin cadenas pero con la responsabilidad
contraída
por iniciativa propia.

Todavía me cuesta creer que esta
vida pagada en cómodos plazos,
como una enciclopedia,
sea la que deseas vivir.

Pensé y todavía pienso,
que como yo, eres un espíritu libre
y consciente,
constructor de futuros,
simples y condicionales.


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