miércoles, 18 de mayo de 2016

Los itinerarios de un agravio

Apenas sé
por qué la historia vigila
como centinela inexpugnable
los itinerarios de un agravio.

Apenas sé
por qué la moral señala
con el dedo índice extendido
y es siempre más sencillo
para resolver un caso
buscar a un culpable.
Es todo un ejercicio de síntesis.
Es preferible
limpiar la conciencia
a limpiar la casa.
E inventar alguna mentira útil,
de esas,
que sirva para dar una lección
al atrevido,
un castigo ejemplar
al osado
y de paso construir la ventaja,
tan necesaria,
del señor pequeño que para sentirse
cómodo, se coloca alzas en los zapatos.

Los itinerarios de un agravio
no vienen en un mapa
de esos que se encuentran en las bibliotecas,
aunque en
sus rincones
existan nombres propios
que traen el funesto recuerdo,
el testimonio de alguna batalla.

Al agraviado le acompañan algunos simpatizantes,
camaradas que le dan la mano,
le salen al paso,
aplauden sus gestos,
su castigo al poeta
y se preguntan:

¿Qué se habrá creído?

Y vocean al unísono: ¡Váyase al infierno!

Acaso el infierno es el lugar donde habita el ángel
expulsado del paraíso.

Paraísos como ésos, no son paraísos.

En tierra de nadie, escasean los aliados.
Es preferible abandonarse a la lógica inevitable
de los solitarios.

En momentos de necesidad vital,
es fácil confundir
el alcance y el significado
de los pronombres Usted y Tú. 
porque
yo te hablo de tú,
y tú me respondes de Usted.
¿Sucede a la inversa?
Nunca debimos perder esa distancia,
pero tenía
que probar
el vértigo que produce
desobedecer al hijo del alcalde
y entregarme a la misión
de fabricar juntos un amor.

Cuando digo,
eres linda,
me contestas, le doy las gracias.

Apenas sé
por qué la historia vigila
como centinela inexpugnable
los itinerarios de un agravio.

Todos merecen dignidad,
pero muchos buscan
resarcirse
de un pasado
o tal vez sólo aceptarlo.

La sagrada familia es una catedral incompleta.

No intentemos detener el avance
ni el curso de los acontecimientos.

El tiempo es un río que nos aguarda
en lo mejor que está por llegar.

Mantengamos la mirada amable
y la cabeza erguida.

Ningún amor entregado es en balde.

Aprendamos a mirar.







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