El discurso de la lluvia

Esta tarde me he sentado a escuchar
el discurso de la lluvia.

En el exterior,
se oyen el golpeteo continuado de las gotas contra el cristal y
el sonido que hacen los coches
al circular por el suelo mojado.

Esta tarde he podido observar, tras el verbo de la lluvia,
cómo hay gentes que se refugian bajo los puentes
y salen de cualquier lugar
en el que estuvieran resguardados.
Personas cuyo único techo es el cielo y cuyo mundo
no está tan lejano de nosotros
como dicen los números.

La lluvia es una orquesta que interpreta
sinfonías urbanas
no premeditadas. Improvisa
el ritmo, construye bellos acordes
que provocan emociones diversas
y, sobretodo, no nos deja indiferentes.

La lluvia tras el vidrio,
suena a río,
y
me trae tu recuerdo, luminoso y brillante,
como balsa que
navegara
ajena
a las inclemencias de este Abril de clásico aguacero.

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