Despertares
Me he levantado temprano.
El reloj marca las 6.
Las calles todavía vacías de gentes y coches
me saludan tímidas
y se desperezan.
En el túnel bajo la Avenida de América
los vagabundos duermen todavía en sus
camas improvisadas de mantas y cartón.
Al otro lado del túnel,
coches aparcados junto al concesionario
yacen arrogantes
junto a sus logos,
que contrastan
con la íntima e ínfima pobreza
del inframundo urbano.
El reloj marca las 6.
Las calles todavía vacías de gentes y coches
me saludan tímidas
y se desperezan.
En el túnel bajo la Avenida de América
los vagabundos duermen todavía en sus
camas improvisadas de mantas y cartón.
Al otro lado del túnel,
coches aparcados junto al concesionario
yacen arrogantes
junto a sus logos,
que contrastan
con la íntima e ínfima pobreza
del inframundo urbano.
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