Breve carta de Miércoles
Hoy el día apareció nublado, lluvioso y gris.
Tras las ventanas, cortinas de agua separan los edificios y
los coches, autobuses y motocicletas
son como barcos que navegan en un mar urbano.
Lo inesperado llega. Es mejor danzar bajo el discurso del presente.
Te imagino. Allí con tus quehaceres.
Y pienso que ojalá la vida y el mundo te estén tratando como
yo te trataría, ¡oh, dulce y tierna hermosura de nacarado rostro!
Las flores que hay en mi mano, palabras envueltas y perfumadas,
se ven escasas para serte ofrecidas
aunque son humilde y cotidiano tributo
hacia ti en la distancia.
Tras las ventanas, cortinas de agua separan los edificios y
los coches, autobuses y motocicletas
son como barcos que navegan en un mar urbano.
Lo inesperado llega. Es mejor danzar bajo el discurso del presente.
Te imagino. Allí con tus quehaceres.
Y pienso que ojalá la vida y el mundo te estén tratando como
yo te trataría, ¡oh, dulce y tierna hermosura de nacarado rostro!
Las flores que hay en mi mano, palabras envueltas y perfumadas,
se ven escasas para serte ofrecidas
aunque son humilde y cotidiano tributo
hacia ti en la distancia.
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