Las cosas simples
que a diario
cultivamos.
La lectura,
la cocina,
la hora del café,
la larga conversación,
el abrazo tierno,
la gimnasia del cuerpo,
la gimnasia del espíritu y del alma, el paseo,
la alquimia de las letras
que junto a mínima artesanía,
construyen de las vivencias, los versos.
Las cosas simples
que a diario
cultivamos.
La risa de los niños,
sus juegos,
sus historias,
su puzzle de afectos.
Lo que está presente en nuestra memoria.
El rostro que nos cautiva,
la sonrisa que nos emociona,
¿habrá algo más bello que verte sonreir?
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