Crónica de los mundos sutiles


Hay mundos sutiles 
que se construyen en la mañana 
como una melodía cuyo ritmo
avanza dulce, delicada 
pero no ajenos 
a la interrupción, no sin un compás asíncrono.
Hay algunos que provienen de las cuevas 
de la razón, 
se asientan sobre dudas y certezas
conformadoras de una perspectiva, que nos trae luz, 
en la que cada sombra
tiene un proceder ignoto. 
Hay otros cuyo origen 
es el alma del comerciante,
del escaparatista que vive en nuestro interior. 
Ese oficio antíguo de las viejas tiendas de los barrios,
que dota al negocio de la imagen exterior. 
Donde nada parece lo que es,
donde hay pseudofalacias, pseudoverdades,
con precio de venta al público. 
Pero en esos mundos emergentes, 
hay islas coherentes que se abastecen a sí mismas,
y dotan de equilibrio 
la dinámica del vuelo de las pompas de jabón.


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