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Mostrando entradas de marzo, 2016

El amor es un puente

El amor es un puente que comunica dos orillas de un río y fluye sigiloso por sus lentas aguas. El amor es un puente por el que caminan los sueños. Uno a uno, se van envolviendo en suaves telas y en dulces susurros parecidos a un secreto, una suerte de enigma irresuelto. El amor es un puente que siempre se está construyendo y cuando aparece incompleto, ya no es él sino una variante parecida, un útil sucedáneo que nos deja insatisfechos. El amor es un puente que junta dos islas, define la pausa, es arquitecto del silencio. A veces, no hace falta invocarlo. Otras veces, conviene esperarlo y es simple encontrarlo si uno mira adentro. Entonces uno diseña sus puentes internos. Con la patria del hombre, que es su tierno comienzo. Infancia, que desgranas el sútil verbo. Con el castillo o la cabaña, del afecto materno. Con la península de quién somos pese a la lluvia del tiempo. Y entonces resurgimos sin triunfalismos, sin expedientes ni billet...

interpretando silencios

Interpretando silencios. Descifrando el código oculto de las palabras no dichas. Que hable la vida y diga lo que deba decir trayendo esperanza.

El andamio del Martes

Me subo al andamio del Martes, por la escalera metálica y me pongo a trabajar por el tiempo inmediato que viene sin que lo llamen. Como ese inquilino que habita siempre en nuestra memoria entendiendo siempre, como adverbio que expresa el paréntesis que comienza, cuando decimos "encantado de conocerte" y no acaba, sólo se posterga. Interrumpido, tal vez, por los necesarios puntos suspensivos. Entonces en ese viaje amable que comienza en el instante del ahora, me dedico a temas comunes como el trabajo, los hijos, a la escritura de estos versos, donde expreso pequeños fragmentos de realidad, perspectivas articuladas que se mueven libres como aves que buscaran los vientos cálidos en épocas invernales, a mí, apreciando la dulzura de la soledad, y a ti, como de costumbre. Porque de alguna forma, de lenta manera, vienes a mi pensamiento, en esta primavera que fulge, y tiene un profundo deseo de todos tus significados. ...

Las cartas que te escribo

Las cartas que te escribo a veces se acortan porque no hay demasiado que añadir a lo ya contado en días anteriores. Por eso, hay que dejar que la vida siga su paso incansable y aprestarse a simplemente vivir y a crecer uno mismo por dentro. No porque entonces puede que no se reúna la experiencia que dé lugar a la crónica y a la escritura del consiguiente mensaje. Si no porque en tal caso, me habré quedado anclado en una parte del camino y las vivencias se estanquen como el agua en un lago antíguo. De todas formas, cada carta mantiene la estructura fija con su encabezado, la fecha del día, el tierno adjetivo, y esa enumeración de lugares comunes que a nadie dañan, ¿a nadie? Espera aquí hice mal los cálculos. Pero quizás es tarde para medir los efectos de un vendaval de palabras que hablan de tí, que sueñan solas sobre tí. Las cartas que te escribo, a veces se alargan, y entran en disquisiciones complejas y divagaciones vanas. Entonces la...

Aunque no nos veamos

Aunque no nos veamos, ni nos hablemos, ni nos miremos a los ojos, para descubrir la verdad que creemos hallar en ellos, ni nos escribamos de manera directa, ni acariciemos la mano del otro en un gesto habitual y consentido, no forzado, sabemos en qué lugar nos hallamos, cuáles son nuestras coordenadas vitales, mediante la interpretación de algún silencio, venido de un ambiente que reside extramuros. Aunque no nos veamos, ni tengamos un calendario común, ni arranquemos las hojas del almanaque al mismo tiempo, sabemos del otro sin necesidad de cruzar el umbral que nos separa, la corta distancia que hace finito el infinito. Por suerte, aunque no nos veamos, siempre estaremos a tiempo, de hacerle un homenaje a la primavera, y a todas las estaciones del año. Porque vienes y no vienes, porque siempre te espero.

Despedidas de domingo

El domingo no podría ser distinto a esa pasarela de momentos donde el tierno amor se funde con el necesario y cálido abrazo. Ya hemos llorado en los umbrales de la casa a las que apenas pertenezco, donde los determinantes posesivos son puro testimonio, pues ¿acaso en algún momento tuvieron central protagonismo? Inventaremos mundos en los nuevos lugares que habitamos, desde hace escaso tiempo, y que se parezcan en algo a los grandes momentos rescatando la autenticidad que no existía en decorados de cartón, arte efímero, viento que responde a otro viento con su discurso finito. Despedidas de domingo, escala de grises del día festivo de regreso.

Rompecabezas urbano

De bloques construídos con hormigón y duro metal cotidiano, de compartimentos estancos, de la soledad que anuncian en el parque los bancos, en este frío Marzo que se recicla hacia la estación en la que todo surge, en la que todo florece; de oficinas grises en las que se acumulan las colas a la ventanilla y a los expedientes, en calles con nombres de título nobiliario, edificios que forman la perspectiva y representan el espacio. Todas piezas que se encajan en este rompecabezas urbano. Escenas de cantantes callejeros, sacándole poesía a los instantes, retratos de sombreados caballeros, cuya mejor actuación fue no resaltar en demasía. Como átomos de realidad que atesoraran un atardecer o la estampa de las ruínas de un solar deshabitado.

divas y divos de plástico

Divas y Divos de plástico.  Torres de la Castellana,  mercadotecnia  del viento  y del humo.  ¿Acaso vuestros estándares bursátiles, vuestra lógica fría de números engarzados importa? Tal vez tenga sus consecuencias pero no serán eternas

Pirámides de Cartón

Pirámides de Cartón, estructuras geométricas de Hortaleza. Golden rotten years,  de estos mundos artificiales, de plástico, del infratrabajo low-cost. Señores y señoras vestidos con trajes de ambiente decadente. Altos ejecutivos y ejecutivas de medio pelo. Su oficio, vender esclavos al mejor postor. Bisutería, joyas baratas, sensiblería, diminutivos, oficinas cargadas de miseria humana, despojos de pirámides de cartón, de tigres de papel que se amontonan en los vagones , humanidad enlatada, cuando suena la inexistente bocina de la fábrica de la extorsión.

Con-viviendo

Con-viviendo. Permitiéndonos el espacio suficiente para respirar y ser autónomos Sin asfixiarnos con exigencias malsanas, con bolas de nieve que se agrandan aunque, en un inicio, fueran sólo ideas. ¿Interpretan los demás nuestras ideas como un intento de imposición? Hagámosles ver que son propuestas. Y si no calan o si son desestimadas, ni nos preocuparemos. Ahora sí. Respetemos que cada cual tenga su opinión y ella sea diferente a la nuestra. Respetemos cada forma de manifestación aunque tachen nuestros nombres, nos condenen al clásico ostracismo o le coloquen agujas a los muñecos de vudú, preparados para la ocasión. Porque sabemos que somos arena en el viento y habitantes de este largo desierto .

Ahora es el momento

Ahora es el momento de no repetirse las quejas, de no contagiarse de la negatividad del ambiente. ¿Qué más da si debí hacer o debí decir o debí escribir? Si lo hecho está hecho, si lo dicho está dicho, si lo escrito está escrito. Afrontar lo vivido y respirar para coger aliento. El ahora es una fábrica contínua de sorpresas. Lo aliñaremos con unas gotas de amor, un ramillete de ternura, abrazos con sabor al de la fruta ya madura. Bienvenidas sean las puertas que se abren a nuestro paso. Bienvenidas sean las puertas que ya se cerraron. Intentaré no correr tras tus pasos, y manejar el impulso eléctrico que me lleva a buscar cualquier excusa para acercarme a tí. Si alguna vez estuviste cerca, conoces el camino hasta mí. La vida nos dirá si de nuevo querrás recorrerlo.

Detractores

Lo molesto sería no tenerlos. Lo deshonroso sería que no se mostraran. Porque cuantos más detractores uno tiene, cuantas más veces se muestran, eso le eleva a uno el ímpetu y le hace seguir trabajando con más ahinco, en la ardua tarea de edificar el nuevo presente. Empequeñecer, acotar, limitar, cortar las alas, son sus principales habilidades. ¿Qué ofrecen a cambio? ¿Cuál es su antídoto ante el supuesto veneno? ¿Qué saben si no denigrar e insultar? Seguro que muchas cosas. Pero es por ello, por lo que el verbo construir debería entrar en juego.

Comienza una nueva vida

Como cualquiera que comienza una nueva vida, tras el umbral de un portal, y se adentra por pasillos con luz azul de hospital, traspasando la frontera que separa la calle de la casa. En este lugar, uno sigue construyendo la felicidad, y continua el levantamiento de la compleja arquitectura compuesta por tantos equilibrios: unos estables y otros inestables. Después de la mudanza, la habitación es una cordillera donde las cajas son las montañas. Los utensilios de cocina son la ruta más buscada. Las mochilas con ropa, las cabañas donde el caminante descansa. Todo ya tenía sentido antes, pero lo tiene todavía más después de la primera taza de café. El plano con las medidas de cada rincón es visitado. El sendero continúa. Dulce y frío sol de mañana. Preludio de la estación donde el alma se calma.

Somos arquitectos de nuestra vida.

Somos arquitectos de nuestra vida, diseñadores de interiores de nuestros espacios, ingenieros de nuestra alma, paisajistas de nuestras tardes, albañiles de nuestros momentos, cocineros de un futuro cercano, de todo lo alcanzable. También sin pretenderlo, somos humildes poetas, que escriben prosaicos versos, sin demasiado adorno, sin tanto artilugio. Versos caminantes, que se ponen en pié, y continúan su marcha. Somos arquitectos de nuestra vida. Jardineros de lugares donde crecen las flores, donde los árboles se yerguen firmes, se llenan de las hojas cada primavera . Reverdecen, y en otoño amarillean. De un tono ocre se visten. Al invierno se desnudan como los amantes antes de yacer unidos. Somos arquitectos de nuestra vida, compositores, sin conocer solfeo, de la música que nos abriga el alma. Las flores del cerezo nacen blancas y rosadas. Las del almendro lucen níveas. Somos arquitectos de nuestra vida, artesanos de nuestros silencios, voce...

Melodía nocturna

Melodía nocturna de estancias a deshoras. Como parte principal, el arco de tus labios al construir la sonrisa. Como contrapunto, el dulce susurro de tu voz, tan recordada. Como recurso recurrente, el canto de esperanza y realidad, que me lleva a continuar sin perder la perspectiva.

Me vienes a la mente

Me vienes a la mente. Y en ese impulso eléctrico le mando un fax a mi cerebro para que se ponga a buscar en el pequeño baúl selectas palabras de amor. Mas luego, viene la siguiente chispa que envía un telegrama para que, en el diccionario donde cabe toda la ternura, los términos empleados no sean selectos, sino más bien sencillas palabras de amor. Entonces, sin perder más el tiempo, finaliza la búsqueda y comienza la creación que se nutre de sí misma, que se construye a partir de figuras comunes, ya utilizadas en otros poemas, que no añaden casi nada nuevo, y de figuras no comunes, tejido de pequeñas innovaciones poéticas, que voy experimentando. ¿Cómo no salirme del corsé programático sin apelar a todo lo que de tí venero? Te adoro una vez más y vuelvo a acariciar tus manos suaves como el terciopelo. Respirarte en el dulce aroma de tu pelo.

La niña del cuadro

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La niña del cuadro miró al mar y ¿qué vió? Toneladas de agua salada, kilómetros de distancia e incertidumbre, una herida antígua que duele y que trae el recuerdo de otro tiempo. Era Madrid principio del siglo veintiuno. Estampas de jardines, ciudad de cultura y recuerdos de infancia. Asimismo, el sur era una isla de un país casi olvidado. Caminante de calles estrechas, descifrabas el código oculto de historias ajenas. La niña del cuadro mira al mar. Nostalgia, un espejo. La noche ha sido larga. Amanece la memoria grata.

Las mañanas luminosas

Las mañanas luminosas  clarifican el alma, más allá  de las regiones profundas  y oscuras donde todavía  se pronuncian las sombras con sonidos apenas perceptibles.  Por la ventana, rayos entran como  palabras de  un lenguaje directo, cual discurso concentrado  de la realidad, encajando  los tablones cotidianos en el taller del carpintero.  ¡No hay nada que temer frente a la oscuridad!  Hay soles que brillan menos puros tras las paredes  y las rejas  del cuarto del autoengaño.  Aire puro, bienvenido,  quebré la cadena. 

Afrontar la realidad

Sí, afrontar la realidad es algo que a diario hacemos. Aceptamos que haya personas que amamos y no están cerca de nosotros. Aunque dicen que cuando hay amor, poco importa la distancia. Aceptamos que la vida presente sus plazos y avance implacable. ¿Qué hacer frente a la locomotora del tiempo? Dentro de esto, rescataremos lo bello que nos ofrece la cotidianeidad y le sacaremos provecho a cada instante viviéndolo como si fuera el último. Hay trenes que se fueron. Hay trenes que permanecen. Hay trenes que vendrán. ¿Qué más necesito saber? Ah sí. Hay que mirar de frente la realidad y, mientras tanto, dedicarte un verso que no se parezca a ningún otro verso anterior.

Crónica de los mundos sutiles

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Hay mundos sutiles  que se construyen en la mañana  como una melodía cuyo ritmo avanza dulce, delicada  pero no ajenos  a la interrupción, no sin un compás asíncrono. Hay algunos que provienen de las cuevas  de la razón,  se asientan sobre dudas y certezas conformadoras de una perspectiva, que nos trae luz,  en la que cada sombra tiene un proceder ignoto.  Hay otros cuyo origen  es el alma del comerciante, del escaparatista que vive en nuestro interior.  Ese oficio antíguo de las viejas tiendas de los barrios, que dota al negocio de la imagen exterior.  Donde nada parece lo que es, donde hay pseudofalacias, pseudoverdades, con precio de venta al público.  Pero en esos mundos emergentes,  hay islas coherentes que se abastecen a sí mismas, y dotan de equilibrio  la dinámica del vuelo de las pompas de jabón.