Miércoles, 17 de Febrero

Miércoles, 17 de Febrero.

Querida mía:

Esta carta es otro informe de nostalgia
de tí.
No hay bastantes palabras como para describir
cuánto te extraño
y qué pocas noticias
he recibido en todo este tiempo.
Creo que tú debes tener
cumplidas referencias,
de mis coordenadas vitales.
Sin embargo, al otro lado de esta línea
imaginaria
que nos une
parece haber un teléfono descolgado.

Es ésta,
otra misiva no demasiado urgente,
que emerge desde
los cimientos de la mañana,
desde el sustrato
de esta cultura antígua,
dedicada
al enaltecimiento
de tu sola presencia.

Mas primero, no olvidé enaltecer mi sola presencia,
abrazarme mucho,
recitarme tiernas palabras de amor
propio,
refugiarme en mi soledad sonora,
y no por egoísmo, vanidad
o narcisismo,
sino porque lo encuentro fundamental,
para seguir construyendo
la geografía
de mi ciudad cuasiordenada.

Acepto el lugar del camino en el que te encuentras.
Esta crónica de tu ausencia era necesaria.
El dolor se dice
callando, pero se atenúa inventando
epigramas sobre los muros
de edificios de calles
cercanas en las cuales,
se puede encontrar la alegría
en cosas mínimas:

La luz de la tarde entrando por el ventanal,
la agradable conversación,
un paseo en solitario,
el pequeño yo frente al enorme universo,
la lectura que nos transporta,
los misterios
de la gastronomía.



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