Balanza de reparto desigual
Cuando en la superficie, ignorando las corrientes
submarinas, el amor es una balanza de reparto desigual,
uno se plantea
qué está haciendo
al amar a una persona
que ni siquiera da una señal.
Podremos apelar
al instinto que nos mueve,
al subconsciente que nos gobierna,
al impulso automático y eléctrico que nos
conduce a enviar telegramas,
mensajes en alfabetos nuevos y no inventados,
cuando los consiguientes suspiros vienen
como un invitado no esperado.
En este tiempo de profundo cambios estructurales,
existenciales,
la única solución es continuar haciéndole frente
a la realidad
sin dejar atrás a los que amamos.
Qué hacer. No hay una estrategia precisa
pero si un plan meditado.
Si la cosa funciona,
y todo va tomando cuerpo,
el verso va adaptándose a su forma,
el poema
nos acogerá
en habitaciones cálidas
donde las miradas no necesiten permiso
para convertirse
en casi eternas.
submarinas, el amor es una balanza de reparto desigual,
uno se plantea
qué está haciendo
al amar a una persona
que ni siquiera da una señal.
Podremos apelar
al instinto que nos mueve,
al subconsciente que nos gobierna,
al impulso automático y eléctrico que nos
conduce a enviar telegramas,
mensajes en alfabetos nuevos y no inventados,
cuando los consiguientes suspiros vienen
como un invitado no esperado.
En este tiempo de profundo cambios estructurales,
existenciales,
la única solución es continuar haciéndole frente
a la realidad
sin dejar atrás a los que amamos.
Qué hacer. No hay una estrategia precisa
pero si un plan meditado.
Si la cosa funciona,
y todo va tomando cuerpo,
el verso va adaptándose a su forma,
el poema
nos acogerá
en habitaciones cálidas
donde las miradas no necesiten permiso
para convertirse
en casi eternas.
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