Alabanzas

Cuando nos vienen alabanzas que surgen
de la sola humildad de un ser humano,
no tendríamos por qué prevenirnos
de una posible
invasión de nuestro espacio vital.

Es un reconocimiento a una labor,
una simple cortesía demostrada,
hecha elogio.

Pero claro,
existen muchos falsos aduladores,
muchos zorros
al estilo de la fábula de Esopo,
que pretenden arrebatarnos el queso
y frente a éso,
permanecemos inmóviles,
cautos, atrincherados.

Está en nosotros saber distinguir
quién es un humilde admirador de nuestra
pequeña o gran obra,
y quién es un zorro
apelando al canto del cuervo.

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