Mejor sin promesas

La promesa se vuelve vaga, vacía,
cuando sale de la boca del que la dice
para no regresar al lugar del que salió.

Mejor he de amarte sin promesas de paraísos escondidos,
tras las cortinas de una habitación.

Pensándolo de otra manera.

Mejor he de hablarte sin promesas de posibles caminos,
de trenes que parten de una estación,
de senderos que se abren
en una mañana de luz.

Mejor he de escribirte sin promesas, sin palabras
que reflejen distorsiones
de realidades,
deformaciones de solitarias calles en las cuales
se escucha un bandoneón.

Mejor sin promesas.
Si tú eres la mujer que anhelo,
dame tu mano
y que la noche nos transporte,
sin promesas,
hacia un lugar de los dos.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Libre

Cuando apenas me encuentro inspirado

Ya inventamos un idioma