Madrugada
Madrugada en la ciudad.
Ruídos de motores cubren el asfalto.
El día fue tranquilo,
lejos del sonido de los
vehículos y del tráfico.
Uno se contenta al ver a los niños
crecer
en paz y en pequeñas islas de moderada
armonía.
Sin embargo,
las factorías del corazón
siguen trabajando a sus horas
y a deshoras.
Los resortes
del amor siguen subiendo y bajando,
las poleas
y las palancas
del deseo siguen celebrando
esa certeza
de saber que eres.
Madrugada en la ciudad.
Aunque pasen centenares de madrugadas
más sin saber de ti,
te seguiré esperando.
Ruídos de motores cubren el asfalto.
El día fue tranquilo,
lejos del sonido de los
vehículos y del tráfico.
Uno se contenta al ver a los niños
crecer
en paz y en pequeñas islas de moderada
armonía.
Sin embargo,
las factorías del corazón
siguen trabajando a sus horas
y a deshoras.
Los resortes
del amor siguen subiendo y bajando,
las poleas
y las palancas
del deseo siguen celebrando
esa certeza
de saber que eres.
Madrugada en la ciudad.
Aunque pasen centenares de madrugadas
más sin saber de ti,
te seguiré esperando.
Comentarios
Publicar un comentario