Uno comprende

Salgo del edificio rumbo
al supermercado en luminoso
dia de otoño y
una imagen me sobreviene:
Un hombre con ropa deportiva
lleva en brazos
a un bebé de un año
más o menos.
La sintonía entre ambos es
total y uno comprende
en qué
consisten los mecanismos
del afecto ajeno.
Ese vínculo que se establece,
piel con piel,
alma con alma, enlazadas,
se vuelve insustituible,
se vuelve innegociable,
y entonces
uno sonríe al
comprobar qué hermoso
es ese amor,
uno coloca el gesto serio al darse cuenta de
cómo su pérdida o extravío
nos puede sacar de quicio
y de repente aparece
la palabra hermano,
la palabra piedad.

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