Sonata de una tarde gris de otoño
Los días son más cortos
en el compás de espera
del invierno.
Es ésta una tarde gris de otoño.
El árbol solitario
contempla las hojas amarillentas
que cubren el suelo y que de él
ya cayeron.
El paseante ve montículos de arena,
naves industriales,
vías de ferrocarril
y, a lo lejos,
la arquitectura de una ciudad
artificiosa que
construye un
oscuro paisaje,
sobre el que emerge una verdad bella e impura,
tanto como los versos
que junto en el camino y que te escribo
sentado en el banco
de un improvisado mirador.
Algunos poemas son cartas de amor sin remitente
pues ya la palabra denota
rasgos de la identidad del que transmite.
Las cartas de amor son listas interminables
de ausencias, nostalgias y otras circunstancias
que siempre contienen un destinatario. También son
un nombre propio que resuena
en el silencio poderoso,
el deseo de acariciar
tu mano
para después besarla gentilmente y soltarla
con dulzura,
la espera sin prisa
para volver a verte.
Comentarios
Publicar un comentario