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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Viajando al sur

Viajando al sur, al sur del alma donde uno se reencuentra con la esencia de las cosas, donde uno regresa al casi origen. He tenido que aceptar lo vivido. He dado gracias por lo mucho que la vida me ha dado. He decidido aprovechar cada minuto de este paréntesis alejado del gris asfalto y percibir los colores de la tarde, la luz irisada de la luna entre las desaparecidas alamedas. He encontrado un lagarto muerto entre las farolas de esta finca enrejada. Contemplaré la tarde con otros ojos y con la mente puesta en tu dulce recuerdo.

En la placeta de Jesús Despojado

Un diciembre primaveral en Granada.  En la placeta de Jesús Despojado, cerca del colegio Tierno Galván, los niños juegan. Al otro lado un bar repleto de gente, que acoge la reunión anual de la familia. Me siento ajeno al entrar. Aquellos que en otro momento de la vida eran tan cercanos, hoy los veo como sacados de un álbum cubierto del polvo de un armario anacrónico: tan extraños. Música desafinada de abrazos, besos, convenciones varias, usos de clase media, de burguesía gastada, arrabales de clase obrera, islotes que resisten el paso del tiempo. Después de todo, no amo esta idea de gran familia unida, actores y actrices sobreactuados, aunque todavía existan afectos, vínculos trabados. Es positivo que los niños conozcan sus orígenes. 

Distancia

No lo diré demasiado alto. Es más. Será como un dulce susurro: La palabra es distancia. Pero te agradezco que hayas puesto luz en mi vida. Que hayas delimitado los renglones, hayas corregido la ortografía, la sintáxis y la métrica. Porque ahora todo está más claro.

Las ciudades, después del amor

Las ciudades, después del amor quedan fragmentadas, divididas por un río por el que fluyeran aguas de un pesar calculado y antíguo, de un olvido que está lleno de memoria, de lentas llamas que siguen surgiendo espaciadas en el tiempo o que se agrupan todas al unísono. Después del amor, hay todavía más amor porque es la energía que nos mueve pese a todo, el impulso que nos empuja hacia adelante, la palabra cálida que nos acoge, la arquitectura de los nuevos barrios de ciudades nuevas dentro de cada ciudad. Y las ruinas que quedan se pueden restaurar. Otras se quedan como anatomía muerta de un cuerpo sin vida. Las que se pueden arreglar, el paciente artesano las repara como si fuesen un cuadro antíguo, en el que cada rincón de un lienzo, necesitase profundidad, y color. Las ciudades, después del amor, siguen siendo ciudades.  

Cuando cae el telón

Dedicado a mis Lara y Katienka personales  La tarde murmura palabras huecas desde un deshabitado palco de un amplio teatro , desde el que se presencia el espectáculo de las horas que se llenan de un alboroto inesperado, de brevedad impuesta por la propia vida, compuesta de momentos mínimos, instantes donde se aprecia una floreciente alegría, en cada isla melancólica de este mar agitado. Por la ventana construída en la escena entra una luz que, en su reflejo, dibuja aspas doradas, e incluso triángulos a los que le faltan algunos de sus vértices. Los sueños aprendieron a volar sin alas, sin permiso, contra el viento que se arremolina en los escenarios donde la obra avanza, contra la adversidad y sin desenlace aparente. En el entreacto, comprendo que tus bellos y largos brazos estén para abrigar a la linda y hermosa flor que crece en tu jardín a la que llevo en mi corazón de manera tan cierta como que de él brota la sangre. Comprendo que mis brazo...

Sonata de una tarde gris de otoño

Los días son más cortos  en el compás de espera  del invierno. Es ésta una tarde gris de otoño.  El árbol solitario  contempla las hojas amarillentas que cubren el suelo y que de él ya cayeron.  El paseante ve montículos de arena,  naves industriales, vías de ferrocarril  y, a lo lejos, la arquitectura de una ciudad  artificiosa que  construye un  oscuro paisaje, sobre el que emerge una verdad bella e impura,  tanto como los versos  que  junto en el camino y que te escribo  sentado en el banco  de un improvisado mirador.  Algunos poemas son cartas de amor sin remitente  pues ya la palabra denota rasgos de la identidad del que transmite. Las cartas de amor son listas interminables  de ausencias, nostalgias y otras circunstancias  que siempre contienen un destinatario. También son un nombre propio que resuena  en el silencio poderoso, el deseo de acariciar tu mano para después besarla genti...

Al barco nuevo

No deseo frenar al barco nuevo que soltó amarras, y cuyas velas se orientaron al filo del mar de la madrugada cuando se alejó, ya apenas se ve su rastro sobre las aguas. Antes de marchar en el barco nuevo que suelta amarras, déjame ver tu rostro una vez más. Esta travesía será larga. El barco ha zarpado.  He comenzado a superar tu ausencia pues no hay más remedio. Nada es eterno, pero todavía así... ¿mi amor perdura? ¿Qué clase de amor es éste? ¿Cómo se puede amar a una imagen, a un cuerpo figurado, a una presencia que no está presente? ¿Mi amor a tu mirada fría y cálida, a tu voz que enfría y calienta mi alma? Elegiré abrigar mi corazón con mantas propias Elegiré el buen recuerdo, la palabra sin reproche, el caminar pausado, el lento discurrir de lugares donde amar y ser amado sean la lógica cotidiana. Elegiré mirar en mi interior. Este es mi lugar.

sin decir apenas nada

Desde las factorías de la noche, desde la sala de máquinas de horas tardías, desde el anfiteatro donde se representa la tibia oscuridad, cuando las calles ya semidesiertas invocan al sonido de motores lejanos, al ruído de las chapas de los pocos bares que cierran, escribo un poema que no dice apenas nada. Porque esta nada que subyace a mi alrededor, combina con todo. Es compatible con tu ausencia, con tu presencia, con tu recuerdo, con tu olvido, con la escala de grises en la que tu amor difuminado no ha perdido todavía su brillo. Como un boceto que pasara por la mano de un pintor, y que delimitara con su negro carboncillo, la silueta de una anatomía distante e incompleta, el alma con la que me comunico, sin decir apenas nada.