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Esos poemas anteriores

Esos poemas anteriores, que releo, ¿eran poemas? Estos poemas actuales, que leo, ¿son poemas? Aquellos poemas futuros, que no se han escrito, ¿serán poemas?

Respiro poesía

En la estación donde todo  florece, respiro poesía, inhalo los versos,  exhalo una estrofa,  y me siento  en un tocón  del camino a tararear una corta melodía.  La máquina de la imaginación que todo lo elabora,  fabrica incluso  un viaje hacia tí,  hacia la comprensión  de la apariencia de un estado de ánimo.  Imagen sobre el espejo.  Y viene el viento de la métrica libre a  hilvanar  historias mínimas.  Tan pequeñas  como la certeza de lo poco que sobre tí sé, en  mi claro desconocimiento: de tu atlas de geografía  humana,  en particular; de la vida y de las cosas, en general. 

Me pongo en tu lugar

Querida compañera, querida amiga y cómplice: Me pongo en tu lugar. Ya analicé en demasía las consecuencias lógicas del truco de maga que hiciste al desaparecer. Revisé punto por punto, coma por coma, espacio por espacio, la estrategia que subyace detrás de tu retirada. Es fácil comprender el daño que hacen las habladurías de la gente, las insinuaciones de los hombres del pueblo, de las mujeres que todavía te envidian. Es fácil asumir el dolor de otra madre que como tú intenta que sus hijos crezcan sanos y felices. Me pongo en tu lugar, tal vez tarde, y comprendo que lo que desees sea vivir en paz, respirar el aroma del ocaso sin cadenas pero con la responsabilidad contraída por iniciativa propia. Todavía me cuesta creer que esta vida pagada en cómodos plazos, como una enciclopedia, sea la que deseas vivir. Pensé y todavía pienso, que como yo, eres un espíritu libre y consciente, constructor de futuros, simples y condicionales.

Le jour d'avant

Hoy te he recordado en el verso que se expande, como ola en la orilla del mar. Desde el muelle del puerto, mis barcos zarparon esta tarde en una travesía entre dos continentes separados por una avenida. ¿Cómo hacerte saber que eres bienvenida, que eres celebrada como fiesta de la primavera, reunión de todas las flores, las arpas, los poetas, las gentes de estos lares que habitan las calles antíguas de barrios desgastados? Ya sé que esto no es un reencuentro, te me apareces como salida de un sueño, en el que tú fueses la protagonista, abriéndote paso entre las mareas, las corrientes marinas. Hoy he recuperado la imagen de tu rostro, la mirada que esconde una lágrima anterior. Hielo. No hay saludo. Lo implícito, lo acordado, el acuerdo establecido. Le jour d'avant, el día anterior, el día ausente, el tiempo presente que vamos construyendo. Hoy te he recobrado en lo que eres, en lo que fuíste. El tiempo que vendrá, des...

Querido antagonista

Querido antagonista: No fuímos bien recibidos en el palacio de la mañana. Tampoco esperábamos serlo. Ni ser aclamados, ni ser aplaudidos, no esperábamos nada pero vino con sus ejércitos y cargó con todo. De resultas de la batalla, tras las espaldas que se muestran vulnerables, alguna daga pretérita nos alcanzó pero ya poco importa. Nos rehacemos de los resquicios de una herida. Hemos aprendido de este tiempo clarificador, de los engranajes que mueven las aspas del alto molino, del atrevernos a pensar en que nada es lo que parece, y que el mundo feliz que se dice a sí mismo, es un artefacto que se construye a diario. Del apego que se le tiene al motivo que le trajo hasta aquí, del amor que mantengo en movimiento y que lleva un paso lento e imparable. Tan sólo necesita ser correspondido. Como proyecto, está bien. Será mejor caminar con una sistemática duda.

Los itinerarios de un agravio

Apenas sé por qué la historia vigila como centinela inexpugnable los itinerarios de un agravio. Apenas sé por qué la moral señala con el dedo índice extendido y es siempre más sencillo para resolver un caso buscar a un culpable. Es todo un ejercicio de síntesis. Es preferible limpiar la conciencia a limpiar la casa. E inventar alguna mentira útil, de esas, que sirva para dar una lección al atrevido, un castigo ejemplar al osado y de paso construir la ventaja, tan necesaria, del señor pequeño que para sentirse cómodo, se coloca alzas en los zapatos. Los itinerarios de un agravio no vienen en un mapa de esos que se encuentran en las bibliotecas, aunque en sus rincones existan nombres propios que traen el funesto recuerdo, el testimonio de alguna batalla. Al agraviado le acompañan algunos simpatizantes, camaradas que le dan la mano, le salen al paso, aplauden sus gestos, su castigo al poeta y se preguntan: ¿Qué se habrá creído? Y vocean al uníso...